En el ser humano hay una tendencia natural a justificar las cosas, solo cuando tenemos una explicación de lo que sucede nos sentimos mejor, ya que así podemos orientar nuestra conducta, por eso se tiende a buscar una justificación, una causa o motivo de la enfermedad, y una vez "localizado", se trata de animar al enfermo a superar la supuesta causa, pero normalmente solo se conseguirá agobiarle, ya que él no sabe lo que le pasa, y los argumentos de los demás le abruman y le demuestran que no le entienden.
Al deprimido no le sirven argumentos ni explicaciones intelectuales. Estamos ante una alteración del estado de ánimo, y el ánimo tiene que ver con el mundo afectivo; ese será el camino más adecuado para ayudarle; hacerle sentir que se le quiere y que se le necesita como ser humano, que se cuenta con él para cuando él pueda ayudarnos. Hacer ésto sin agobiar es un arte. He aquí algunas sugerencias:
- Escúchele, pero no llegue a agotarse con su oscura visión. Cambie de tema, por ejemplo hablándole, haciendole partícipe o conocedor de sus propios proyectos; le ayudará a mitigar la soledad.
- Si quiere estar solo, respétele, salvo si sospecha riesgo de suicidio. Hable con su psicólogo o con su psiquiatra.
Si el riesgo de suicidio es alto, el ingreso en urgencia hospitalaria esta justificado. - Incorporele a la vida. A cada uno en la medida que pueda, tal vez con pequeños encargos. Deje que le acompañe mientras Ud. hace sus propias tareas.
- A veces la irritabilidad es parte del problema, no entiende que le pasa y se irrita consigo mismo y con lo que le rodea. Sea paciente
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